La parálisis facial periférica representa una disfunción del nervio facial (VII par craneal) que provoca la pérdida del control voluntario sobre los músculos de la expresión facial. Su etiología puede ser idiopática (parálisis de Bell), traumática, infecciosa o tumoral, siendo la forma idiopática la más frecuente. Dentro de la fisioterapia, se han implementado múltiples estrategias de rehabilitación, destacando dos enfoques principales: el ejercicio orofacial activo y la electroestimulación neuromuscular.
Este artículo revisa la evidencia comparativa entre estas dos modalidades, basándose en el trabajo de Téllez Jaimes y Hernández Rojas, quienes realizaron un estudio clínico para evaluar la efectividad del ejercicio orofacial frente a la electroestimulación en pacientes con parálisis facial periférica【1】.
La parálisis facial periférica se caracteriza por una afectación unilateral de los músculos de la mímica facial, con síntomas como:
El objetivo del tratamiento fisioterapéutico es acelerar la recuperación funcional, evitar complicaciones y promover la reintegración estética y social del paciente.
El ejercicio orofacial consiste en la realización de movimientos voluntarios repetidos de los músculos faciales con el fin de:
Estos ejercicios incluyen movimientos como elevar las cejas, cerrar los ojos, inflar mejillas, fruncir labios, sonreír con y sin resistencia, entre otros. Pueden realizarse frente al espejo o con retroalimentación audiovisual.
La EENM utiliza corrientes eléctricas de baja frecuencia para provocar la contracción de los músculos faciales de forma pasiva. Se emplea con fines como:
Sin embargo, su uso es controvertido debido al riesgo potencial de inducir sinquinesias si se aplica incorrectamente o en fases inadecuadas del proceso de reinervación.
Téllez Jaimes et al. realizaron un estudio con 20 pacientes diagnosticados con parálisis facial periférica, divididos en dos grupos terapéuticos:
Ambos grupos fueron evaluados antes y después del tratamiento mediante la Escala de House-Brackmann, que valora la funcionalidad del nervio facial en grados del I al VI.
Los hallazgos mostraron:
Ambos grupos presentaron mejoría funcional significativa en la escala de House-Brackmann tras la intervención.
La literatura internacional respalda en general el uso del ejercicio activo y controlado como primera línea de tratamiento, destacando los siguientes beneficios:
Por el contrario, el uso de electroestimulación sigue siendo debatido. Aunque puede prevenir atrofias musculares, su efectividad en la mejora funcional es variable y depende del momento de aplicación, la dosificación y la respuesta individual.
Recomendación general: se sugiere priorizar el ejercicio activo, especialmente en fases subagudas y crónicas, y reservar la electroestimulación para casos específicos, bajo supervisión experta y con parámetros ajustados al proceso de reinervación.
Para los fisioterapeutas especializados en neurorehabilitación, este estudio refuerza la necesidad de:
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La rehabilitación de la parálisis facial periférica requiere un enfoque personalizado y basado en la evidencia. El estudio comparativo demuestra que el ejercicio orofacial activo es más efectivo que la electroestimulación para mejorar la funcionalidad facial en fases iniciales de recuperación. La intervención fisioterapéutica debe enfocarse en la estimulación activa, el control motor y la prevención de complicaciones tardías, integrando técnicas complementarias según la evolución del paciente.