Las fracturas de los huesos metacarpianos representan una de las lesiones traumatológicas más comunes de la mano, comprendiendo aproximadamente el 30% de las fracturas que se presentan en esta región. ¿Deseas conocer todo lo relacionado con la fractura de Colles y cómo abordarla? Te invitamos a participar en este curso.
Estas lesiones suelen presentarse entre los 20 y 30 años en el 70% de los casos y ocurren principalmente por caídas accidentales o traumatismos directos. El manejo de estas fracturas suele ser conservador, excepto en casos de desplazamiento, angulación o compromiso en la superficie articular del hueso, mismas que requerirán intervención quirúrgica para su reducción y fijación.
En este artículo te brindamos algunas generalidades y principios de tratamiento fisioterapéutico para el abordaje de fracturas de los huesos metacarpianos.
¿Qué tipos de fracturas ocurren en los huesos metacarpianos?
Como mencionamos en nuestro artículo anterior ??Anatomía de la mano. Una revisión de los componentes óseos??, los metacarpianos están conformados por una base o epífisis proximal un cuerpo o diáfisis, un cuello en el IV y V y una cabeza o epífisis distal.
Las fracturas de la cabeza de los metacarpianos son poco frecuentes y comprometedoras, debido a la existencia de cartílago hialino y al riesgo de necrosis. Este tipo de fracturas generalmente son conminutas y pueden tratarse de manera conservadora cuando está comprometida menos del 20% de la superficie articular. Desafortunadamente, en su mayoría, presentan una afectación articular significativa que requiere el uso de mecanismos de fijación externa.
Las fracturas del cuello de los metacarpianos son comunes de observar en el 5° dedo, en la característica ??fractura de boxeador??. En el momento de la lesión ocurre una fractura en la corteza palmar, produciendo un patrón de fractura con angulación dorsal y con flexión de la cabeza del hueso metacarpiano. Cuando el paciente intenta extender los dedos, la articulación IFP se flexiona y la MCF se hiperextiende. El manejo conservador o quirúrgico dependerá mayormente del grado de angulación del segmento óseo.
Fuente: Hand and Wrist Institute
El cuerpo o diáfisis del metacarpiano puede fracturarse como resultado de una carga axial, una torsión o un traumatismo directo, generando en el hueso fracturas transversas, oblicuas o conminutas. Por lo general estas fracturas presentan un mínimo o ningún desplazamiento y no presentan significativamente angulación, rotación o acortamiento, por lo cual pueden recibir un manejo conservador.
Las fracturas de la base o epífisis proximal en los dedos trifalángicos son poco comunes por lo cual, debido a esta baja incidencia, su descripción en la literatura es reducida y sus opciones de tratamiento suelen ser controversiales. En estas lesiones la más común es la fractura de la base del 5° metacarpiano, la cual es mecánicamente similar a la fractura del 1° metacarpiano.
El 1° metacarpiano debe ser mencionado aparte ya que las fracturas que puede presentar son particulares, debido a su importancia funcional y al movimiento compensatorio de las demás articulaciones. Las rotaciones y deformidades angulares no suelen representar problemas funcionales para esta articulación, las fracturas extraarticulares son a menudo manejadas de forma conservadora, mientras que las fracturas intraarticulares suelen tener un abordaje quirúrgico. En esta articulación se presentan algunas fracturas características:
- Fractura de Rolando: aunque inicialmente es descrita como un patrón de fractura con forma de Y o de T, realmente se utiliza para denominar cualquier fractura conminuta intraarticular de la base del 1° metacarpiano. La presentación clásica de este tipo de lesiones es con un patrón de fractura de 3 fragmentos, aunque pueden existir más fragmentos individuales. Su abordaje suele ser quirúrgico ya que es necesaria la reducción de los fragmentos óseos.
- Fractura de Bennet: es una fractura intraarticular simple de la base del 1° metacarpiano que se extiende a la articulación carpometacarpiana. Existe un único fragmento óseo que se posiciona en dirección palmar y cubital con respecto al resto de la base del metacarpiano. El metacarpiano es subluxado por las fuerzas desestabilizadoras del abductor largo del pulgar y el aductor del pulgar.
Fases de consolidación ósea
Antes de comenzar a hablar sobre el tratamiento en fisioterapia es necesario que recordemos el proceso de la consolidación ósea. Conocer las fases de la consolidación del hueso y su duración nos permitirá comprender mejor el abordaje terapéutico y la importancia de respetar los tiempos necesarios para no interferir con la consolidación.
En la siguiente infografía te mostramos algunos aspectos claves sobre el proceso de consolidación de las fracturas:
Si deseas profundizar más sobre este proceso de consolidación ósea puedes acceder a este artículo.
El abordaje fisioterapéutico y la rehabilitación
Anteriormente la protección de la fractura era la prioridad en el tratamiento y permitía comenzar la utilización limitada de la extremidad a partir de la 6° u 8° semana. Esto ocasionaba complicaciones comunes como rigidez articular, adherencias, atrofia muscular y dolor.
En la actualidad los avances en la rehabilitación nos han permitido diseñar planes de intervención temprana, que permitan una adecuada consolidación del hueso mientras se limita al máximo la aparición de posibles complicaciones. El manejo terapéutico de las fracturas de los metacarpianos es diverso y no existe una guía establecida a seguir, por lo cual la progresión de los protocolos de movilización dependerá del tipo de fractura, si es primaria o secundaria y del tipo de fijación empleada.
Un programa de tratamiento adecuado debería tomar en cuenta 3 principios básicos: mantener la estabilidad de la fractura para favorecer la consolidación del hueso, mantener la integridad de los tejidos blandos por medio de movilización y favorecer la remodelación de cualquier cicatriz resultante del proceso quirúrgico.
Una vez que la fractura es estable podemos dar inicio a los siguientes procedimientos:
- 1- 2 semanas: control del edema, de la inflamación y del dolor. Uso de algún tipo de férula de protección en reducciones abiertas o de soportes externos en las reducciones cerradas. Puede iniciarse la movilización de articulaciones proximales no afectadas como el codo y el hombro.
- 2 -4 semanas: dependiendo del tipo de fijación puede iniciarse la movilización pasiva entre los días 1 y 21. Las reducciones abiertas pueden recibir movilizaciones controladas mientras en las reducciones cerradas se debe iniciar con movilizaciones protegidas y posteriormente realizar movilizaciones controladas a partir de la 4° semana. También es necesario añadir deslizamientos de los tendones en conjunto con las movilizaciones.
- 4-6 semanas: se inicia el trabajo de rango pasivo de movimiento con el fin de recuperar la movilidad completa de la articulación. En los métodos de reducción abierta puede iniciarse a partir de las 4 semanas mientras en la reducción cerrada se recomienda a partir de las 6 semanas, esto debido a que en la reducción abierta el material de osteosíntesis sirve como sustituto del callo duro, permitiendo iniciar el movimiento pasivo durante la fase de reparación.
- 6-8 semanas: se continúa con el abordaje del rango pasivo de movimiento, siempre acompañado de la utilización de una férula funcional que lo favorezca. A partir de la 8° semana puede iniciarse el fortalecimiento ya que el tiempo aproximado de consolidación de las fracturas de metacarpianos es de 6 semanas y de esta forma se asegura una adecuada consolidación de la fractura, lo que tendrá un impacto positivo en la salud de la persona.
El manejo de la cicatriz, de la sensibilidad y de los tejidos blandos serán aspectos importantes para considerar durante las primeras fases de consolidación del hueso, mientras que en las últimas fases las progresiones en el fortalecimiento, el abordaje propioceptivo y de AVD serán la base para una adecuada recuperación funcional de todo el miembro superior, lo cual será fundamental para la mejora de su salud.
La intervención fisioterapéutica adecuada permitirá evitar complicaciones y recuperar la capacidad funcional de la mano, logrando la reintegración del paciente a sus actividades de la vida diaria como objetivo final.
Referencias Bibliográficas
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