Existen características del paciente que ayudan a predecir si una intervención o técnica tendrá éxito en él (independientemente de la intervención o técnica). A ésto se le denomina en psicología factores pronóstico, y tienden a predecir qué pacientes, hagamos lo que hagamos, seguirán posiblemente conviviendo con su dolor.
Los tres factores que se han identificado con peor resultado en intervenciones de fisioterapia y rehabilitación son:
- Ansiedad y depresión
- Catastrofismo y creencias de miedo
- Insatisfacción laboral
Ansiedad y depresión
La ansiedad anticipatoria y las expectativas de dolor de nuestro paciente producen tensión muscular involuntaria (hiperactividad muscular) y posturas anticipatorias (APAs) ante la aparición de un posible dolor.
Gubler y cols. (2010), mediante el doppler de tejidos, mostraron que los pacientes con dolor lumbar crónico, cuando se les pedía que levantaran los brazos de forma rápida, llevaban a cabo movimientos de estabilización del tronco previos al movimiento de brazos. Esta contracción mantenida provoca isquemia local generando a su vez la liberación de sustancias algógenas (sustancia P, histamina?) que aumentan el dolor.
En algunos pacientes, el miedo y la ansiedad están focalizados en el propio movimiento y en la posibilidad de lesionarse de nuevo. Hablamos entonces de kinesofobia. Si, por sus características, las técnicas empleadas activan las creencias de miedo (por ejemplo, en técnicas que requieren la movilización o que busquen reposicionamiento articular), la kinesofobia aumenta las posibilidades de que la técnica empleada sea dolorosa, debido al aumento de la hipervigilancia (poner el foco de atención en el dolor) y al aumento de la tensión muscular secundaria a las conductas de retirada (al tratar de escapar del movimiento que el clínico intenta iniciar).
Resulta bastante tranquilizador explicarle al paciente que su cuerpo tiene receptores de peligro, y que desde que empieza a sentir dolor hasta que realmente se produzca una lesión hay una distancia larga.
Catastrofismo
Con el paso del tiempo se ha ido comprendiendo que la intensidad del dolor no es proporcional a la magnitud de la destrucción tisular, pues la percepción de dolor no sólo está influida por los mensajes que llegan al cerebro, sino que también está modulada por los mensajes descendentes del cerebro (pensamientos y emociones), que pueden atenuar o incluso bloquear los mensajes ascendentes.
Por tanto, la información que viaja desde el cerebro a la médula puede disminuir o aumentar el dolor, según sean los pensamientos y emociones que tengamos. Focalizarse en el dolor, bajo una respuesta catastrofista (?eso es insoportable, nunca voy a mejorar, no paro de sentir dolor...? provoca un aumento del dolor. Mientras que factores sociales, cognitivos, emociones o físicos, como el optimismo o la relajación, cierran la puerta por la liberación de endorfinas.
Por el contrario, se han identificado 3 factores psicológicos principales que se relacionan con mayor eficacia de los tratamientos de fisioterapia en el dolor lumbar:
- Autoeficacia
- Percepción de control
- Expectativas de resultado
- Ausencia de catastrofismo