La fibromialgia es una enfermedad cuyo diagnóstico médico es complejo e incluso a veces, erróneo; ya que engloba una serie de síndromes y síntomas semejantes a otras enfermedades. Es considerada una patología cuya epidemiología es cada vez más común dentro de la sociedad. Las personas que la padecen presentan numerosos síntomas y signos que les imposibilitan llevar una vida normal, tanto a nivel profesional como personal. Es necesario un buen diagnóstico médico inicial y un tratamiento individualizado donde se recojan todas las necesidades del paciente y poder así abordarlas desde cada punto de vista de la salud.
Historia de la fibromialgia
¿Qué es realmente o a qué hace referencia este término? Es un conjunto de signos y síntomas producidos por diversos síndromes de sensibilización central. Es decir, el sistema nervioso se encuentra sensibilizado. Cuando se habla de diversos síndromes se hace referencia a que la fibromialgia es una combinación entre el síndrome de dolor miofascial, síndrome de fatiga crónica, dolor somatomorfo, síndrome de hipersensibilidad química, cefaleas crónicas, colon irritable y síndrome de hipermovilidad (1).
La OMS la clasifica como una patología reumática no articular. Anteriormente se menciona un concepto vital: sensibilización central. Es un término muy complejo que se puede reducir a que la modulación del dolor se ve alterada y ocasiona una sensibilidad dolorosa generalizada en los tejidos del cuerpo. La fibromialgia es considerada una dolencia crónica caracterizada por los siguientes signos y síntomas (1):
- Dolor músculo-esquelético difuso: dolor generalizado.
- Alteración del sueño (no es reparador).
- Fatiga.
- Hipersensibilidad a la palpación.
- Rigidez corporal.
- Alteración del estado de ánimo: depresión.
- Colon irritable.
- Cefaleas y en algunos casos, problemas visuales.
Debido a esta cantidad tan variopinta de síntomas, la mayoría de las veces es tremendamente difícil diagnosticar esta enfermedad o tremendamente sencillo confundirla con otra. Su epidemiología es cada vez más común en nuestra sociedad, aunque difícil de evaluar dada la falta de unificación de criterios diagnósticos. Se puede afirmar que la prevalencia se sitúa en torno al 0,5-5% de la población y aumenta con la edad. Estadísticamente, afecta en un mayor porcentaje a las mujeres, debido a que presentan mayores variaciones hormonales y estrés (1).
¿Qué provoca la aparición de la fibromialgia?
La causa en sí, hoy en día es todavía desconocida. Los grandes expertos de la fibromialgia prefieren hablar de varios aspectos que sumados entre sí, provocan esta enfermedad, y no un único elemento. ¿Cuáles son entonces las teorías que explican la aparición de la fibromialgia?
- Ya se ha mencionado que esta patología está estrechamente relacionada con un fracaso en la modulación del dolor (sensibilidad central), esto está causado por una amplificación central de la nocicepción, lo que provoca un impulso altamente doloroso captado por el Sistema Nervioso Central que ocasiona sensibilidad dolorosa en los tejidos (1, 2, 3).
- La suma de otros síndromes (como ya se dijo anteriormente): síndrome de dolor miofascial, síndrome de fatiga crónica, síndrome de hipersensibilidad química, etc. La suma de algunos o todos contribuye a que el organismo se sitúe en situaciones de alto estrés y sufrimiento físicomental, haciendo factible la aparición de la fibromialgia.
- Altos niveles de estrés provocan la liberación y el desajuste de los niveles de cortisol. Esta hormona cuando se encuentra descompensada puede producir cansancio, falta de concentración, propensión a la ira, dolor físico agudo, debilidad del sistema inmunitario, aumento de la glucosa en sangre, sobrepeso, pérdida de equilibrio y temblores en los miembros (4). El estrés puede estar provocado por cualquier tipo se situación, ya sea personal, social o laboral. Por ello es importante estudiar cada caso a conciencia y averiguar las causas.
- No hay evidencia suficiente que sustente la teoría de que genéticamente se puede estar predispuesto a padecer fibromialgia. Aunque no se puede desechar esta teoría para futuras investigaciones (1).
Diagnóstico: ¿qué utilizan los profesionales para detectarla?
Aquí hay discrepancia, ya que unos expertos defienden que el diagnóstico ha de realizarse basándose en la clínica del paciente; mientras que otros son defensores del uso de criterios diagnósticos. Lo más recomendado a nivel de evidencia científica actual: los criterios diagnósticos publicados por el American College of Rheumatology en 2011 (5, 6). Básicamente se dividen en varios apartados que se explicación a continuación:
- Índice generalizado del dolor. Este apartado se centra en valorar 19 puntos corporales específicos y pregunta el paciente si ha sentido dolor en ellos durante al menos 3 meses.
- Severidad de los síntomas. Valora con una escala de 0 a 3 los síntomas que presenta el paciente; siendo 0 el valor usado cuando no hay ningún problema, y siendo 3 el valor referido a cuando hay gran cantidad de síntomas. La puntuación de esta escala es el resultado de la severidad de 3 síntomas: fatiga, problemas cognitivos y despertarse cansado; más la severidad de algún síntoma somático general como: dolor muscular, dolor de cabeza, debilidad, insomnio, depresión, etc (éstos valen solo 1 punto). La escala tiene un valor de 0-12.
- El paciente no presenta ningún desorden que pueda explicar la presencia de dolor. Esto quiere decir, que no hay ninguna otra patología que pueda causar el origen de dolor en estos puntos o esta sintomatología.
Ahora bien, ¿cuándo se padece fibromialgia según estos criterios diagnósticos? Se ha de cumplir categóricamente que el apartado 3 es real, es decir, no hay ningún desorden que explique la presencia de dolor. Tras ello, nos encontramos 2 posibles escenarios:
- El índice generalizado del dolor tiene un valor igual o mayor a 7 y la severidad de los síntomas ostenta un valor igual o mayor a 5.
- El índice generalizado del dolor tiene un valor comprendido entre 3-6 y la severidad de los síntomas ostenta un valor igual o mayor a 9.
Si se cumplen cualquiera de estos escenarios, se puede afirmar clínicamente que existe un diagnóstico objetivo de fibromialgia (5, 6). Como último apunte, se están abriendo líneas de investigación centradas en análisis moleculares que diagnosticarían, no la presencia de fibromialgia en un sujeto, sino buscarían descartar patologías clínicamente similares a ella. Hoy en día los estudios de laboratorio de centran en la presencia de la proteína C reactiva, la velocidad de segmentación globular, el factor reumatoide o pruebas de función tiroidea (2).
Imagen de la American College of Rheumatology
Tratamientos disponibles contra la fibromialgia
Hoy en día no existe un único tratamiento que trate frontalmente la fibromialgia. La mejor garantía de éxito en su lucha es la suma de varios tratamientos adaptados a las condiciones de cada paciente de manera individualizada. No a todo el mundo le puede beneficiar el mismo medicamento, el mismo ejercicio o la mejor técnica de fisioterapia; de ahí la importancia que se hace en todo este artículo acerca del estudio individualizado de cada paciente. El objetivo primario del tratamiento es mejorar la funcionalidad del paciente en su vida diaria, por ello los tratamientos se basan en paliar los síntomas que impiden este desempeño (1).
Como la fibromialgia es una patología multifactorial, el tratamiento ha de ser individualizado, donde el paciente interactúe activamente y el profesional sanitario le educa correctamente. Dicho tratamiento es multidisciplinar y se divide en 4 grandes apartados (1):
- Tratamiento farmacológico. Recetado y pautado por un médico, los medicamentos que han demostrado tener mejor resultados con evidencia científica son: antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la recaptación de serotonina y anticonvulsivantes. No hay evidencia que respalde el uso de AINES, opioides o tratamientos hormonales (1, 3).
- Tratamiento psicológico. La fibromialgia tiene un alto componente emocional que afecta al paciente en gran medida impidiendo su pleno desarrollo personal. La terapia cognitiva conductual se ha visto como un tratamiento efectivo que ayuda al propio paciente a tomar el control sobre su propia enfermedad y sobrellevarla de mejor manera. Algunas herramientas de esta técnica son: estrategias para afrontar el estrés, técnicas de relajación, reestructuración cognitiva, etc (1, 3).
- Entrenamiento físico. Las personas que padecen esta patología sufren inmensos dolores que les impiden llevar a cabo tareas sencillas de la vida diaria, aun así es fundamental que incorporen a su rutina de día a día la realización de algún ejercicio aeróbico que trabaje en bloque el mayor número posible de grupos musculares; como ejemplo ideal se encuentra la natación (1, 3). Lo más importante es que dicho ejercicio guste al paciente, comienza con baja intensidad y vaya aumentando poco a poco frecuencia, intensidad y duración de éste (1, 3).
- Educación al paciente (con consejos). Es vital reconocer las creencias, las conductas disfuncionales de cada paciente, si realizan suficiente movimiento o si son negativos. Con todo ello se puede enfocar cómo abordar cada situación. Un paso de tremenda importancia es la explicación neurofisiológica del dolor, el paciente debe entender por qué ocurre, ya que eso le puede ayudar a afrontar todo el proceso con mejor motivación. El profesional sanitario ha de mostrar interés en todo momento, ser comprensivo, mirar a los ojos del paciente, escuchar pacientemente y transmitir sosiego.
Dentro del apartado de educación al paciente encontramos algunos consejos de utilidad para la vida diaria (1, 3):
- Mejorar calidad de sueño: la única actividad que se haga en la cama, dormir. No tomar estimulantes al menos 2 horas antes de ir a dormir, la temperatura de la habitación ha de ser acogedora, no leer ni usar dispositivos electrónicos al menos 1 hora antes de ir a dormir, adoptar horarios regulares, cenar ligero.
- Para el estrés: adoptar técnicas de relajación como yoga o meditación, tomar baños de agua caliente por la noche, usar compresas/mantas eléctricas calientes.
- Educación nutricional: evitar el consumo de cafeína, alcohol y nicotina (afectan al ciclo del sueño); abolir comidas o cenas copiosas e implementar suplementos nutricionales que incluyan calcio, magnesio y vitamina B.
- Tratamiento de fisioterapia: tras el ejercicio aeróbico activo y la educación al paciente, la fisioterapia se muestra como un factor con gran evidencia a la hora de ?luchar? contra la Fibromialgia. No solo se ha de pensar en los tratamientos pasivos clásicos: masoterapia, electroterapia analgésica, balneoterapia o la punción seca de puntos gatillos miofasciales; es recomendable involucrar al paciente en su propio tratamiento y trabajar el fortalecimiento muscular, el biofeedback, el equilibrio y la propiocepción (1,3).
¿Existe entonces una única y perfecta cura para la fibromialgia?
Imagen de Lagar de Ideas
Si nos referimos a cura como una vacuna o un medicamento, no existe como tal. Siento ser mensajero de malas noticias. Eso sí, que no decaigan los ánimos porque en el apartado anterior se aclara perfectamente que para mantener a raya los signos y síntomas de la fibromialgia y poder llevar a cabo una vida plena, se deben seguir estrictamente los consejos y tratamientos que los profesionales de la salud recomiendan a cada paciente.
Conclusiones
Es necesario seguir investigando el origen de la Fibromialgia, ya que hoy en día se desconoce. Sólo así se conseguiría un tratamiento que eliminase su aparición o incluso se pudiera prevenir. Mientras eso ocurre, es fundamental llevar a cabo correctos diagnósticos médicos, analizar cada caso clínico de manera individualizada y pautar una serie de tratamientos que se enfoquen en luchar contra los problemas que enfrenta el paciente y no le dejan vivir una vida normal. Todo esto es tan importante como la cooperación activa del propio paciente, ya que sin ella es imposible conseguir buenos resultados.
Bibliografía
- Orlando Mayoral. Curso de Especialista en Fisioterapia Conservadora e Invasiva del Síndrome de Dolor Miofascial y de la Fibromialgia. Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia, Toledo. 2018.
- Granados D. Etiología de la fibromialgia, el gran enigma por descifrar. Elsevier [serial on the Internet]. 2017 [cited Jun 2019]. [about 1p.]. Available from: https://www.elsevier.com/es-es/connect/medicina/etiologia-de-la-fibromialgia-el-granenigma-por-descifrar
- Mease P. Fibromyalgia syndrome: review of clinical presentation, pathogenesis, outcome measures, and treatment. J Rheumatol Suppl. 2005; 75: 6-21.
- Zrsalud.es [homepage on the Internet]. Madrid: Portal de Salud y Bienestar ZR Salud; c2018 [updated 2018; cited Jun 2019]. Available from: https://zrsalud.es/noticias/cortisol-causas-fibromialgia/
- Arnold L.M, Bennett R.M, Crofford L.J, Dean L.E, Clauw D.J, Goldenberg D.L et all. AAPT Diagnostic Criteria for Fibromyalgia. Offical Journal of the American Pain Society. June 2019. Columne 20, Issue 6: P 611-628.
- Rheumatology.org [homepage on the Internet]. EEUU: American College of Rheumatology; c2011 [updated 2019; cited 2019]. Available from: https://www.rheumatology.org/Portals/0/Files/2010%20Fibromyalgia%20Diagn... ia_Excerpt.pdf