La dismenorrea es una de las condiciones ginecológicas más comunes en mujeres en edad fértil, caracterizada por dolor pélvico de tipo cólico que coincide con el ciclo menstrual. Aunque su origen se ha vinculado tradicionalmente a procesos hormonales y uterinos, emergen cada vez más evidencias que apuntan a una relación estrecha entre la dismenorrea y el síndrome de dolor miofascial (SDM), especialmente desde una perspectiva musculoesquelética.
Este artículo explora dicha relación desde la fisioterapia, proponiendo un abordaje integral para el tratamiento de mujeres que presentan dolor menstrual asociado a disfunciones musculares.
El síndrome de dolor miofascial es un trastorno musculoesquelético caracterizado por la presencia de puntos gatillo miofasciales (PGM) en los músculos, que pueden referir dolor a otras zonas corporales. Estos puntos se localizan como bandas tensas palpables dentro del músculo y pueden ser responsables de dolores crónicos mal diagnosticados.
Desde el punto de vista fisioterapéutico, su tratamiento incluye técnicas como la punción seca, liberación miofascial, terapia manual y reeducación postural.
La dismenorrea primaria ha sido asociada principalmente con el aumento de prostaglandinas que provocan contracciones uterinas excesivas. Sin embargo, múltiples estudios han identificado una hipersensibilización del sistema nervioso central y una disfunción en los músculos del suelo pélvico y región lumbopélvica como factores contribuyentes al dolor.
En este contexto, se ha observado que muchas mujeres con dismenorrea presentan PGM activos en músculos como el obturador interno, elevador del ano, piriforme y cuadrado lumbar, generando un cuadro de dolor que trasciende el sistema reproductor.
Los PGM ubicados en el suelo pélvico o la musculatura abdominal baja pueden provocar dolor referido hacia la región suprapúbica, vaginal, perineal e incluso rectal. Esta sintomatología puede coincidir con el ciclo menstrual, generando una confusión diagnóstica con la dismenorrea primaria.
El dolor menstrual crónico genera una respuesta refleja de hipertonía muscular. Esta contracción mantenida puede perpetuar el dolor y favorecer la aparición de PGM, generando un círculo vicioso entre dismenorrea y SDM.
El dolor recurrente durante la menstruación lleva a adaptaciones posturales defensivas que aumentan la carga sobre musculatura como el iliopsoas o el transverso del abdomen, generando disfunción miofascial.
Un estudio de López-López et al. publicado en Fisioterapia en 2020 mostró una alta prevalencia de PGM en mujeres con dismenorrea, destacando una relación significativa entre la severidad del dolor menstrual y la presencia de disfunción miofascial. Los autores recomiendan la valoración musculoesquelética en estas pacientes y el abordaje interdisciplinar del dolor【1】.
Estos hallazgos refuerzan el papel de la fisioterapia en la evaluación y tratamiento del dolor pélvico crónico relacionado con el ciclo menstrual.
Una de las técnicas más utilizadas para el tratamiento de PGM es la punción seca profunda. Esta técnica ha demostrado efectividad en la reducción del dolor referido y mejora del rango de movimiento.
La liberación de tejidos blandos y la terapia manual del suelo pélvico favorecen la normalización del tono muscular, mejoran la vascularización y reducen la percepción del dolor.
El trabajo activo mediante ejercicios de estabilización lumbopélvica, control motor y estiramientos específicos mejora la funcionalidad de los músculos implicados y reduce la recurrencia de PGM.
El uso de intervenciones psiconeuroinmunológicas, como el mindfulness o la respiración diafragmática, contribuye a disminuir la hipervigilancia del dolor y mejora la percepción del mismo durante el ciclo menstrual.
La fisioterapia tiene un papel clave en el diagnóstico diferencial entre dismenorrea primaria y disfunción miofascial, ya que mediante la palpación clínica y el análisis biomecánico, se puede identificar si el origen del dolor está asociado a un patrón muscular o visceral.
Además, los fisioterapeutas especializados pueden trabajar de forma interdisciplinar con ginecólogos para proponer planes de tratamiento integrales y no farmacológicos.
Para los fisioterapeutas interesados en profundizar en el abordaje del dolor pélvico crónico y el síndrome de dolor miofascial, FisioCampus ofrece una formación que proporciona herramientas diagnósticas y terapéuticas clave para el tratamiento eficaz de dismenorrea asociada a disfunciones musculares.
Existe una relación directa entre la dismenorrea y el síndrome de dolor miofascial, lo que plantea una nueva perspectiva en el abordaje fisioterapéutico del dolor menstrual. La evaluación de los PGM, el tratamiento manual, la educación y el ejercicio terapéutico constituyen pilares fundamentales para mejorar la calidad de vida de estas mujeres. Incluir la fisioterapia en el tratamiento multidisciplinar de la dismenorrea puede reducir el dolor, minimizar la dependencia farmacológica y prevenir la cronificación del cuadro clínico.