La lumbalgia mecánica crónica es una afección prevalente que afecta a una proporción significativa de la población adulta en países desarrollados, con tasas que oscilan entre el 70% y el 80%. Esta condición no solo impacta negativamente en la calidad de vida de quienes la padecen, sino que también representa una de las principales causas de absentismo laboral, situándose inmediatamente después de las infecciones respiratorias comunes. En España, por ejemplo, la lumbalgia es responsable del 11.4% de las bajas laborales, lo que se traduce en costes significativos para el sistema de seguridad social.
Dentro del arsenal terapéutico disponible para el manejo de la lumbalgia mecánica crónica, las manipulaciones vertebrales han sido ampliamente utilizadas como una modalidad de medicina manual. Estas técnicas, también conocidas como impulsos de alta velocidad y baja amplitud o movilizaciones con impulso, se han empleado históricamente en el tratamiento del dolor lumbar.
Durante una manipulación vertebral, una porción de la energía aplicada es absorbida por los tejidos blandos paraespinales, mientras que el resto se transmite a la columna vertebral. Cuando la fuerza de la manipulación supera un umbral específico, las carillas articulares posteriores se separan abruptamente, lo que puede provocar fenómenos de cavitación y el característico sonido de chasquido .
Un estudio experimental, longitudinal y prospectivo a doble ciego, llevado a cabo por Mellado Romero y colaboradores, evaluó la eficacia de las manipulaciones vertebrales en pacientes con lumbalgia mecánica crónica . En este estudio, se incluyeron 28 pacientes diagnosticados con lumbalgia mecánica crónica, divididos en dos grupos: un grupo control de 12 pacientes y un grupo de estudio de 16 pacientes. La evaluación de los participantes se realizó mediante la Escala Analógica Visual (EAV) y el Espiditest, una herramienta que mide la calidad de vida en pacientes con dolor.
El protocolo terapéutico para el grupo control consistió en la aplicación de técnicas de músculo-energía dirigidas a ambos músculos psoas, así como estiramientos de los músculos piramidales. Por otro lado, el grupo de estudio recibió el mismo tratamiento que el grupo control, complementado con entre una y tres manipulaciones vertebrales enfocadas en niveles vertebrales identificados como hipersensibles e hipomóviles. Ambos grupos fueron tratados en un total de cuatro sesiones distribuidas a lo largo de dos semanas.
Los resultados del estudio mostraron que, al comparar las puntuaciones de la EAV antes del tratamiento, no existían diferencias significativas entre ambos grupos (p = 0.39). Sin embargo, tras la intervención, se observaron diferencias estadísticamente significativas en la reducción del dolor en el grupo de estudio en comparación con el grupo control (p = 0.046). Además, al analizar la variación de las puntuaciones de la EAV antes y después del tratamiento, se encontró una diferencia significativa en el grupo de estudio (p = 0.02), mientras que en el grupo control no se observaron cambios relevantes (p = 0.30). Estos hallazgos sugieren que las manipulaciones vertebrales pueden ser eficaces en el tratamiento de la lumbalgia mecánica crónica .
Las manipulaciones vertebrales se basan en la aplicación de fuerzas mecánicas específicas sobre la columna vertebral, con el objetivo de restaurar la movilidad articular y aliviar el dolor. Los mecanismos propuestos para explicar su eficacia incluyen:
Aunque las manipulaciones vertebrales son generalmente consideradas seguras, es fundamental tener en cuenta posibles efectos adversos:
Por ello, es esencial realizar una evaluación exhaustiva del paciente, identificar contraindicaciones y obtener un consentimiento informado antes de proceder con la técnica.
Las manipulaciones vertebrales se presentan como una opción terapéutica válida en el manejo de la lumbalgia mecánica crónica, respaldada por mecanismos neurofisiológicos y biomecánicos que contribuyen al alivio del dolor y la mejora funcional. Sin embargo, la selección adecuada del paciente, la formación y experiencia del profesional, y la consideración de los riesgos potenciales son cruciales para garantizar una práctica segura y efectiva.