El síndrome de vejiga hiperactiva no neurogénica (VHANN) es una afección crónica que se caracteriza por una necesidad urgente de orinar, con o sin incontinencia urinaria, y suele estar acompañada por una alta frecuencia urinaria y nocturia. Este síndrome puede afectar la calidad de vida de los pacientes, interfiriendo con sus actividades diarias y provocando alteraciones en su bienestar psicológico. Aunque la etiología exacta de la VHANN no está completamente comprendida, se sabe que involucra la disfunción del control neuromuscular del tracto urinario inferior.
Uno de los tratamientos no farmacológicos más efectivos para este trastorno es la neuromodulación del nervio tibial, una técnica que utiliza estímulos eléctricos para influir en las vías nerviosas que controlan la vejiga. Este artículo aborda la eficacia de dos formas de neuromodulación: la transcutánea (NTT) y la percutánea (NPT) del nervio tibial.
La neuromodulación percutánea del nervio tibial (NPT) es una técnica en la que se introduce una aguja cerca del nervio tibial posterior, que se encuentra justo por encima del tobillo. Esta aguja actúa como un electrodo que transmite impulsos eléctricos suaves al nervio tibial, que a su vez envía señales a los nervios sacros responsables del control de la vejiga. Al estimular estos nervios, se consigue una modulación de la actividad neuromuscular de la vejiga, lo que reduce los síntomas de urgencia urinaria, frecuencia y nocturia.
Los estudios han mostrado que la NPT es altamente eficaz para el tratamiento del síndrome de vejiga hiperactiva no neurogénica. En una serie de ensayos clínicos, se demostró que la NPT reducía significativamente la frecuencia urinaria, mejoraba el control de la vejiga y disminuía los episodios de incontinencia. Además, los efectos secundarios asociados a esta técnica son mínimos, lo que la convierte en una opción atractiva para los pacientes que buscan un tratamiento no invasivo (1).
Por otro lado, la neuromodulación transcutánea del nervio tibial (NTT) es una técnica no invasiva en la que los electrodos se colocan en la piel, justo sobre el trayecto del nervio tibial posterior. A través de estos electrodos se administran impulsos eléctricos que modulan las señales nerviosas de manera similar a la técnica percutánea, pero sin necesidad de introducir una aguja.
Los estudios sugieren que la NTT también es eficaz en el tratamiento de la VHANN, aunque la evidencia indica que los resultados pueden ser ligeramente inferiores en comparación con la NPT. Sin embargo, su principal ventaja es que no requiere intervención invasiva, lo que la hace más atractiva para ciertos pacientes que prefieren evitar procedimientos que impliquen el uso de agujas (2).
Varios ensayos clínicos han comparado la eficacia de la neuromodulación transcutánea y la percutánea en pacientes con VHANN. En general, los estudios han encontrado que ambas técnicas son efectivas, pero la NPT tiende a proporcionar mejores resultados en términos de reducción de los episodios de incontinencia y frecuencia urinaria. En un estudio que comparó directamente las dos técnicas, los pacientes que recibieron NPT experimentaron una mayor reducción en la frecuencia urinaria y una mayor satisfacción general con el tratamiento en comparación con aquellos que recibieron NTT.
Sin embargo, la NTT sigue siendo una opción válida para pacientes que desean evitar las agujas o que tienen contraindicaciones para los procedimientos invasivos. Además, algunos estudios han indicado que la combinación de ambas técnicas, alternando sesiones de NPT con sesiones de NTT, puede ofrecer beneficios adicionales al mantener la eficacia del tratamiento a largo plazo.
La neuromodulación del nervio tibial se utiliza no solo para tratar la vejiga hiperactiva, sino también para otras condiciones que involucran disfunciones del tracto urinario inferior, como la incontinencia urinaria de urgencia y la retención urinaria no obstructiva. Además, estudios recientes están explorando su uso en el tratamiento de problemas gastrointestinales, como el síndrome del intestino irritable, lo que sugiere que las aplicaciones de esta técnica pueden expandirse en el futuro.
Tanto la neuromodulación transcutánea como la percutánea del nervio tibial son opciones eficaces para el tratamiento del síndrome de vejiga hiperactiva no neurogénica. Aunque la neuromodulación percutánea tiende a ofrecer mejores resultados en la reducción de los síntomas, la técnica transcutánea es una alternativa no invasiva que puede ser preferida por algunos pacientes. En última instancia, la elección de la técnica dependerá de las preferencias del paciente y las recomendaciones del fisioterapeuta o especialista encargado del tratamiento.
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