La escalada es, cada vez más, un deporte popular entre la gente amante de las actividades deportivas y de ocio al aire libre. Existen diversas modalidades, siendo unas más peligrosas que otras por el número de protecciones empleadas y las condiciones que rodean cada una.1
Introducción
Durante la última década, la modalidad que ha ganado más popularidad es la escalada deportiva, en boulder o al aire libre, donde se emplean numerosas protecciones y métodos de seguridad y, por tanto, el riego de lesiones por contusión, caídas o fricciones es mucho menor. Aun así, la causa más común de lesiones en escalada es la caída, seguido del uso excesivo y del sobreentrenamiento. De hecho, la gravedad de las lesiones reportadas es en su mayoría (81%) son leves, es decir, no requieren de atención médica (por ejemplo, un hematoma cutáneo); y el resto, moderadas o graves (sí que requieren de atención médica y si son graves además pueden dejar secuelas).1
Pero, aun así, conforme aumenta la práctica, las lesiones específicas del deporte se ven también incrementadas. Es por ello que se necesitan estrategias específicas y profesionales preparados para el diagnóstico y manejo en estos pacientes.1
La región más afectada en estos pacientes es la mano y la muñeca, siendo la lesión de polea la más frecuente en los adultos, seguida de esguince de dedos y fracturas de falanges y metacarpianos. Las heridas y luxaciones también son muy frecuentes.1 A mayor nivel de escalada, mayor será la probabilidad de lesionarse, y es que, a pesar de tener más experiencia, una mayor puntuación de intensidad de un escalador implica que dicho escalador ha pasado más horas en rutas y, a menudo, más complejas y, por tanto, mayor será la probabilidad de exposición a una situación que puede provocar lesiones.2,3
Sea cual sea el origen, el diagnóstico temprano, el descanso bien dosificado y la fisioterapia o medicina correctamente aplicadas y de forma temprana contribuyen a un resultado positivo.2
Tipos de agarre en escalada
En la escalada se usan predominantemente las extremidades superiores (dedos, manos y brazos) para equilibrar y desplazar todo el cuerpo en paredes inclinadas. Esta ?cuadrupedia vertical? genera altas fuerzas mantenidas en el tiempo en la yema de los dedos, en los músculos del antebrazo, articulaciones interfalángicas y los en los ligamentos. En consecuencia, los escaladores desarrollan capacidades prensiles inusuales, lo que acarrea patologías específicas, como es el caso de las lesiones de polea.1,3,4