Las tendinopatías crónicas son una de las afecciones musculoesqueléticas más comunes en la práctica clínica fisioterapéutica. Afectan a tendones sometidos a cargas repetitivas, generando dolor, pérdida de función y deterioro estructural progresivo. Pese a los múltiples tratamientos conservadores disponibles, en muchos casos el curso clínico se prolonga o no se resuelve de forma completa, especialmente cuando se establece un estado degenerativo tendinoso conocido como tendinosis.
En los últimos años, la electrólisis percutánea —particularmente en su variante intratisular (EPI®)— ha ganado protagonismo como herramienta terapéutica para el tratamiento de tendinopatías crónicas. Esta técnica mínimamente invasiva ha sido objeto de creciente investigación para validar su eficacia clínica y su fundamentación fisiológica.
Este artículo presenta una revisión sistemática basada en el trabajo de Barreto Hernández (1), que analiza múltiples estudios sobre la efectividad de la electrólisis percutánea en tendinopatías crónicas, con el objetivo de proporcionar un enfoque basado en evidencia a los profesionales de la fisioterapia.
La electrólisis percutánea es una técnica fisioterapéutica que consiste en la introducción de una aguja de acupuntura bajo guía ecográfica en el tejido tendinoso lesionado, a través de la cual se aplica una corriente galvánica de baja intensidad. Esta corriente provoca una reacción electroquímica, generando:
Esta técnica puede presentarse con variantes como la EPI® (electrólisis percutánea intratisular) o la electrólisis percutánea musculoesquelética (EPM), siempre con el principio de actuación directa sobre el foco lesional, lo que la diferencia de otras terapias físicas.
La revisión realizada por Barreto Hernández (1) incluyó:
En todos los estudios revisados, la electrólisis percutánea produjo una disminución significativa del dolor, evaluada con escalas como la EVA (Escala Visual Analógica). En muchos casos, la mejoría fue evidente desde las primeras sesiones, manteniéndose a medio y largo plazo.
La función tendinosa se evaluó a través de herramientas específicas como:
En todos los casos se observó una mejora significativa de la funcionalidad y de la capacidad para volver a las actividades deportivas o laborales previas a la lesión.
La ecografía musculoesquelética mostró en la mayoría de los estudios una mejoría en la arquitectura tendinosa tras el tratamiento, incluyendo:
Estos cambios evidencian que la EPI® no solo actúa a nivel sintomático, sino que favorece la regeneración estructural del tejido dañado.
Los mejores resultados se observaron cuando la electrólisis percutánea se combinó con programas de ejercicios excéntricos o concéntrico-excéntricos. Esta sinergia es coherente con los principios actuales de la fisioterapia activa, donde la carga mecánica dosificada es fundamental para la remodelación tendinosa.
Los estudios revisados reportaron una alta tolerancia a la técnica, con efectos secundarios mínimos y transitorios (dolor postpunción, inflamación leve local). La ecografía reduce el riesgo de daño a estructuras adyacentes, aumentando la seguridad del procedimiento.
Las principales patologías tratadas con electrólisis percutánea en los estudios fueron:
En todas ellas, los resultados fueron positivos, especialmente en pacientes con evolución crónica y refractarios a otros tratamientos.
Pese a los resultados favorables, la revisión identificó algunas limitaciones comunes:
Esto evidencia la necesidad de seguir desarrollando investigación clínica de alto nivel para fortalecer la evidencia científica de esta técnica.
La electrólisis percutánea, especialmente cuando se combina con ejercicio terapéutico, se consolida como una opción eficaz y segura para el tratamiento de las tendinopatías crónicas. Su uso debe ser:
Para una correcta aplicación clínica, es imprescindible que el fisioterapeuta se forme en:
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La electrólisis percutánea es una técnica efectiva y segura para el tratamiento de las tendinopatías crónicas, particularmente cuando se integra con el ejercicio terapéutico en un enfoque individualizado. Según la evidencia recogida en esta revisión sistemática, se observa una mejora consistente en el dolor, la función y la estructura del tendón en diferentes localizaciones anatómicas.
Aunque se requieren más estudios de alta calidad para estandarizar protocolos y confirmar su superioridad respecto a otros tratamientos, los datos actuales permiten recomendar su uso como herramienta de primera línea en fisioterapia avanzada.