En nuestro cuerpo se dan una serie de procesos fisiológicos que nos permiten funcionar correctamente, somos una especie de máquinas que mantienen un equilibrio en todos los procesos. Pero, para que estos procesos se generen en nuestro cuerpo, necesitamos de ciertas sustancias específicas que obtenemos de lo que comemos: vitaminas, minerales, aminoácidos, proteínas, grasas, etc. Con los nutrientes se construyen nuestros tejidos, se regulan funciones en nuestro organismo y obtenemos energía.
El fisioterapeuta debe ser consciente de que la alimentación influye en procesos como la reparación de los tejidos (óseos, musculares, nerviosos, etc.), el aumento de masa muscular, el correcto funcionamiento de los órganos y muchos otros procesos más. El fisioterapeuta tiene que conocer cómo debe ser una correcta alimentación en función de los objetivos que quiere alcanzar con el paciente. La alimentación representa una herramienta más para sanar o potenciar las capacidades del paciente.
Hoy en día el problema más grave, más que la falta de alimentos, es la falta de nutrientes: nuestra alimentación es cada vez peor por lo que nuestro organismo no recibe aquellas sustancias que necesita para funcionar correctamente. De la mala alimentación surgen una infinidad de problemas, que van más allá de los que conocemos (es decir, problemas del corazón, diabetes, sobrepeso u obesidad, etc.).
Si introducimos en el cuerpo sustancias que no funcionan para mantener un balance, las lesiones comenzarán a aparecer y a afectar nuestra calidad de vida. La nutrición nos da lo necesario para prevenir esa situación, con el objetivo de tratar las consecuencias de una mala alimentación o acelerar nuestros procesos de resolución de lesiones.
Objetivo General:
Objetivos Específicos:
Fisioterapeuta