La parálisis facial periférica idiopática (PFP-I), también conocida como parálisis de Bell, es una patología neurológica aguda que afecta de forma unilateral al nervio facial (VII par craneal), provocando una pérdida súbita de la función motora en los músculos de la expresión facial. A pesar de que en muchos casos remite espontáneamente, una proporción significativa de pacientes presenta secuelas funcionales y estéticas que repercuten negativamente en su calidad de vida.
La fisioterapia ha sido identificada como una intervención clave en la recuperación funcional, ya sea como tratamiento único o en combinación con otras modalidades médicas. Este artículo presenta una revisión sistemática sobre la efectividad de las intervenciones fisioterapéuticas en la PFP-I, basándose en la evidencia científica reciente.
La PFP-I se caracteriza por la debilidad o parálisis completa de los músculos faciales en un lado de la cara, sin causa aparente. Su etiología se asocia a procesos inflamatorios virales que generan edema y compresión del nervio facial en el canal de Falopio.
Manifestaciones clínicas:
El diagnóstico es clínico, aunque en ocasiones se utilizan pruebas complementarias como electromiografía o resonancia magnética para descartar causas secundarias.
El tratamiento desde la fisioterapia se orienta a:
Según la revisión sistemática publicada por Cuenca-Martínez et al. en Fisioterapia (2020), los métodos fisioterapéuticos más investigados en pacientes con parálisis facial idiopática son los siguientes:
1. Ejercicio terapéutico facial
Consiste en movilizaciones activas y asistidas de los músculos faciales, con o sin resistencia, que ayudan a restablecer la contracción voluntaria y la coordinación neuromuscular. Se recomienda su aplicación en fases subagudas y crónicas, acompañada de trabajo frente al espejo.
2. Biofeedback electromiográfico
Permite al paciente visualizar la actividad eléctrica muscular mediante dispositivos que registran y proyectan la contracción de los músculos faciales. Mejora el control voluntario, reduce sinquinesias y favorece la simetría.
3. Terapia de estimulación eléctrica
Se utiliza principalmente en fases agudas con el objetivo de evitar atrofias musculares, aunque su efectividad es discutida. Estudios recientes sugieren que, mal aplicada, podría aumentar el riesgo de sinquinesias.
4. Terapia manual y masoterapia facial
Técnicas como el drenaje linfático manual, la movilización de tejidos blandos y el masaje transverso ayudan a reducir edema, mejorar la circulación y preservar la elasticidad de los músculos afectados.
5. Relajación neuromuscular y PNF
El uso de técnicas facilitadoras del patrón neuromotor, como el método Kabat (PNF), se ha descrito como útil en fases de reinervación para guiar patrones correctos de movimiento y evitar sustituciones.
La revisión incluyó un total de 13 estudios, con muestras que oscilaron entre 10 y 120 pacientes, evaluando diferentes técnicas fisioterapéuticas. Los resultados principales fueron:
¿Cuándo iniciar?
¿Qué pacientes se benefician más?
Duración y frecuencia recomendadas:
Recomendaciones clínicas
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La fisioterapia constituye una herramienta terapéutica eficaz y segura en el abordaje de la parálisis facial idiopática, especialmente cuando se aplica de forma precoz, individualizada y con un enfoque multimodal. Aunque se requieren más estudios de alta calidad metodológica, la evidencia actual apoya el uso de ejercicios faciales, biofeedback, terapia manual y control motor como estrategias clave para favorecer la recuperación funcional y reducir las secuelas. El fisioterapeuta desempeña un papel fundamental en el tratamiento integral de esta condición, actuando sobre la función, la estética y el bienestar psicológico del paciente.