La osteoartrosis de rodilla es una patología degenerativa caracterizada por el desgaste del cartílago articular que afecta principalmente a personas de edad avanzada. Con el tiempo, el cartílago se degrada, lo que provoca dolor, rigidez y pérdida de función en la articulación. Este trastorno es una de las principales causas de discapacidad en adultos mayores, limitando su capacidad para realizar actividades cotidianas y disminuyendo su calidad de vida.
El tratamiento conservador de la osteoartrosis se basa en aliviar los síntomas y mejorar la funcionalidad de la rodilla. Uno de los enfoques terapéuticos más efectivos es el uso del ejercicio en combinación con otras intervenciones de fisioterapia. Este artículo revisa el papel del ejercicio en el tratamiento de la osteoartrosis de rodilla en adultos mayores, destacando su eficacia en la reducción del dolor y la mejora de la función articular.
El ejercicio es uno de los pilares fundamentales en el tratamiento de la osteoartrosis de rodilla. Se ha demostrado que los programas de ejercicio terapéutico específicos pueden reducir el dolor, mejorar la fuerza muscular y aumentar el rango de movimiento de la articulación afectada. Estos beneficios se deben a que el ejercicio promueve la lubricación articular y fortalece los músculos que rodean la rodilla, lo que proporciona mayor estabilidad y reduce la carga sobre la articulación afectada.
Además, el ejercicio ayuda a mejorar el equilibrio y la propriocepción, reduciendo el riesgo de caídas en los adultos mayores, lo que es especialmente relevante en esta población. El ejercicio regular también contribuye al bienestar general de los pacientes, mejorando su estado anímico y su capacidad funcional.
En la fisioterapia, los ejercicios para tratar la osteoartrosis de rodilla incluyen:
Los estudios han demostrado que los programas de ejercicio supervisados por un fisioterapeuta son más efectivos que los ejercicios realizados sin supervisión. Un fisioterapeuta puede ajustar el nivel de intensidad y seleccionar los ejercicios adecuados según la capacidad y el estado clínico del paciente, lo que maximiza los beneficios y reduce el riesgo de lesiones.
Una investigación reciente que incluyó a adultos mayores con osteoartrosis de rodilla mostró que aquellos que siguieron un programa de ejercicios supervisados experimentaron una mejora significativa en la funcionalidad y una reducción en los niveles de dolor en comparación con los pacientes que solo realizaron ejercicios en casa sin supervisión. Los resultados sugieren que la adherencia a un programa estructurado y la intervención profesional son claves para obtener los máximos beneficios del ejercicio (1).
El dolor es uno de los principales síntomas de la osteoartrosis y una de las principales razones por las que los pacientes buscan tratamiento. El ejercicio ha demostrado ser eficaz para reducir el dolor articular tanto a corto como a largo plazo. A través del fortalecimiento muscular y la mejora de la estabilidad articular, el ejercicio disminuye la carga en las superficies articulares, lo que ayuda a aliviar el dolor.
En cuanto a la funcionalidad, el ejercicio regular mejora la capacidad de los pacientes para realizar actividades diarias como caminar, subir escaleras o levantarse de una silla. Esto es particularmente importante para los adultos mayores, ya que mantener la independencia funcional es crucial para su calidad de vida.
Aunque el ejercicio es beneficioso, es importante adaptar los programas a las capacidades individuales de cada paciente. Los fisioterapeutas deben tener en cuenta factores como el grado de osteoartrosis, la edad del paciente, su nivel de actividad previo y cualquier otra condición de salud que pueda influir en su capacidad para participar en un programa de ejercicio.
Es fundamental que los programas de ejercicio comiencen de manera progresiva, con movimientos de baja intensidad que se incrementen gradualmente a medida que el paciente mejora su fuerza y movilidad. Además, el fisioterapeuta debe enseñar a los pacientes a reconocer los límites de su cuerpo, evitando movimientos que puedan exacerbar el dolor o causar lesiones.
El ejercicio es una herramienta eficaz y segura para el tratamiento de la osteoartrosis de rodilla en adultos mayores. Su capacidad para mejorar la fuerza muscular, el rango de movimiento y la funcionalidad, al tiempo que reduce el dolor, lo convierte en un componente esencial de los programas de rehabilitación. Los fisioterapeutas juegan un papel clave en la implementación de estos programas, asegurando que los ejercicios sean adecuados y seguros para cada paciente.
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